miércoles, 22 de mayo de 2013

HERENCIA AFRICANA Y EXCLUSIÓN SOCIAL




En el Día de la Afrocolombianidad
Por. Victor Hugo

Las sutileza de los mecanismos que emplean las sociedades contemporáneas y sus instituciones para mantener la discriminación y la exclusión social, inicia cuando colocan todo ordenadamente en el anaquel y sólo permiten la fiesta para endulzar el olvido ó alimentar la resignación.

Por eso, hasta los carnavales en Barranquilla se privatizaron con el esotérico argumento de generar recursos para la protección del patrimonio inmaterial y promocionar la fiesta, que no hace mucho se convirtió en otro gesto que sacralizó la industria cultural. Después de estas bendiciones y del despliegue mediático que suscita el hecho, que llega a su climax de la expresión “carnestolentica” cuando sus máscaras aparecen en los comerciales de una marca de cerveza; aunque, en los límites secretos e invisibilizados de las ciudades del Caribe se vive otra fiesta que nada tiene que con la de la vía 40 de la capital del Departamento del Atlántico.

Eso mismo pasa, con el día de la Afrocolombianidad, que promociona el Ministerio de Cultura, en su intento de mostrar el gesto y esconder la realidad, porque para eso es que sirve la cultura en este país.

A pesar de ello, de las sutilezas con las que se acorrala el olvido, en la grietas marginales donde aún la nación no sale de la esclavitud ni celebra, hay hombres y mujeres que deambulan a pesar de la historia y a quienes nada les importa que un 21 de mayo de 1851, durante el gobierno del General y Liberal José Hilario López, se decretará la “abolición” de la esclavitud en Colombia.

Sin embargo, en el país real, no el de los medios comerciales de información, la nación sigue condenada al olvido.

No obstante, la constitución de 1991 o lo que queda de ella, avanzó sobre la mueca del papel en la propuesta de la construcción de un país multicultural y pluriétnico; la iniciativa buscaba reconocer la diversidad de razas, saberes, creencias, de la formas de ver e interpretar el mundo; no obstante, estas palabras hoy se repite incesantemente como una oración en medio del más despiadado exorcismo, precisamente para que esta posibilidad sea un cuento más con el que las instituciones y sus tecnócratas lancen estadísticas, nos hablen de metas e impactos sociales y se gasten los presupuestos en fiestas y carnavales, porque algo debe quedar en sus informes de [IN] gestión.

Mientras tanto, el racismo y la discriminación avanzan sin tregua por la calles de nuestro país, así como lo manifestó el Ilustre y Honorable diputado liberal de Antioquia, Ricardo Mesa: “… la plata que uno le mete al Choco eso es como meterle perfume a un bollo”.

Fotografía: ©Hugsh, 2013. En tres movimientos

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